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lunes, 5 de abril de 2010

¿RECUERDAS?





¿Recuerdas?…. Tú no recuerdas
aquellas tardes tranquilas
en que en la vereda angosta
que conduce a tu casita
plegaban a tu contacto
sus hojas las sensitivas
como al poder misterioso
del amor tu alma de niña…
En la oscuridad pasaban
las luciérnagas cual chispas
que bajo la yerba espesa
nuestros dedos perseguían
¡Así también en las horas
de mis años de desdicha
cruzaban por entre sombras
mis esperanzas perdidas!…

¿Recuerdas?… Tú no recuerdas
la cruz de mayo que hicimos
con violetas silvestres
y con sonrosados lirios
bajo el frondoso ramaje
de tu árbol favorito.
Como una lluvia de perlas
sobre blanco raso níveo
brillaba por los [...]
en las hojas del rocío!
Y los pájaros cantores
hicieron cerca sus nidos…
Después pasé una mañana
y vi tu ramo marchito
como mi pasión ardiente
por tu infamia y tus desvíos.

¿Recuerdas?… Tú no recuerdas
más de esa noche amorosa,
la lumbre de tus pupilas,
el aliento de tu boca
entreabierta y perfumada
como un botón de magnolia,
los murmullos argentinos
del agua bajo las frondas,
el brillo de las estrellas
y las esencias ignotas
que derramaron los genios
en las brisas cariñosas,
quedaron como una huella
que el tiempo aleve no borra
¡ay! para toda la vida
¡escritas en la memoria!

¿Recuerdas?… Tú no recuerdas
pero yo, cuando levanta
el crepúsculo sombrío
del fondo de las cañadas
y las tristezas inmensas
de lo profundo del alma
al pasado fugitivo
tiendo la vista cansada
y nuestra historia de amores
hacia mí tiende las alas.
¡Cuando en las horas nocturnas
cabe el esposo que te ama
tu agitado pensamiento
tenga segundos de calma
de aquella pasión extinta
¡jamás te acuerdes, ingrata!

¿Recuerdas?… Tú no recuerdas
la tarde aquella en que juntos
bajamos de la colina,
tus grandes ojos oscuros
se anegaban en los rayos
sonrosados del crepúsculo
y tu voz trémula y triste
como un lejano murmullo
me hablaba de los temores
de tu cuerpo moribundo!
Si hubieras entonces muerto
cómo amara tu sepulcro
ahora, cuando te veo
feliz gozar de tus triunfos
tan sólo asoma a mis labios
una sonrisa de orgullo!

Poema de José Asunción Silva

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